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Foto del escritorMarilú Rodríguez

Cómo afecta la autoestima a nuestra confianza

Nuestra autoestima tiene un profundo efecto en nuestra confianza y en la calidad de nuestra vida. Si una persona cree que carece de las habilidades básicas para resolver problemas, puede desanimarse y abandonar. En cambio, una persona con menos habilidades pero que cree en sí misma tiene muchas más posibilidades de tener éxito. Esto se debe a que su autoestima le da la confianza para intentarlo.


¿Te has preguntado alguna vez por qué sólo unos pocos alumnos de una clase hacen preguntas? ¿Es porque los demás han entendido todos los puntos de la clase? ¿O es porque les falta confianza para hacer una pregunta? La mayoría de las veces, es el miedo a hacer el ridículo lo que impide a los alumnos hacer preguntas. En otras palabras, les falta confianza en sí mismos. La única manera de que esta confianza mejore es que empiecen a creer en sí mismos.


Por eso es tan importante la confianza en uno mismo. Le da a un individuo la confianza para apuntar a la luna. Supera los pensamientos negativos y aleja el miedo al fracaso. Es el mejor antídoto contra la autoflagelación, que convierte a muchas personas con talento en personas con poco rendimiento. Da a los estudiantes la confianza de que no tienen nada que perder. Por el contrario, se dan cuenta de que tienen todo que ganar al hacer una pregunta, incluso si resulta ser una pregunta tonta.


Abraham Lincoln es un buen ejemplo de un hombre que creía en sí mismo. Perdió todas las elecciones hasta que llegó al Senado y se presentó al cargo de Presidente. No permitió que sus fracasos en la vida profesional y personal erosionaran su autoestima. Si lo hubiera hecho, la historia de Estados Unidos habría sido diferente.


La confianza en uno mismo nos da la seguridad necesaria para aceptar el fracaso. Nos enseña la importancia del pensamiento positivo. Los que tienen autoestima no hablan de los fracasos, sino que intentan averiguar por qué no tuvieron éxito. Buscan las lecciones que se pueden aprender de su experiencia. No se trata de una simple cuestión semántica. Es el poder del pensamiento positivo, y sólo está disponible para quienes tienen autoestima.

Una vez más, es la autoestima la que nos da la confianza para entrar en un nuevo grupo y formar parte de él. Los que carecen de autoestima son muy reacios a acercarse a un nuevo grupo. No quieren exponerse al ridículo de ser vistos como tímidos, nerviosos o ignorantes. En cambio, prefieren quedarse en sus rincones.


De hecho, la falta de autoestima puede evidenciarse en contextos sociales como las fiestas, las reuniones, las conferencias y los actos sociales u oficiales. Las personas con baja autoestima evitan presentarse a los demás. Prefieren permanecer en la sombra, lejos de las miradas de los demás. Sin embargo, sus colegas que gozan de una alta autoestima dominan las conversaciones. Son buscados por los demás para obtener información. También son invitados a otras reuniones y fiestas, todo ello porque su autoestima les da la confianza necesaria para abrirse ante un grupo de desconocidos. El mismo síndrome del estudiante se refleja también en la vida laboral del individuo.


La baja autoestima también disminuye la confianza de un individuo en sí mismo. Recurre al alcohol o a las drogas para aumentar su confianza artificialmente. Nada puede ser más inútil y peligroso. Este comportamiento destruye aún más la autoestima del individuo. La mejor manera de salir de esta lamentable situación es fortalecer la autoestima, lo cual no es fácil.


Pero nada funcionará hasta que el individuo desarrolle el respeto por sí mismo y la convicción de que es tan bueno como los demás. Debe darse cuenta de que no es el único que tiene puntos fuertes y débiles; los demás también sufren los mismos defectos. La única diferencia es que los demás proyectan sus puntos fuertes mientras que él proyecta sus puntos débiles. Lo único que necesita es reorientar sus prioridades y encontrará la esquiva confianza en sí mismo.


Si te resulta difícil ver por ti mismo tus puntos fuertes y expresarlos, dejarlos salir, acudir a terapia para realizar un camino de autoconocimiento puede ser la solución para construir tu autoconfianza.


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